viernes, octubre 12, 2012

Juego de Patriotas

    He usado el título de una antigua película de Harrison Ford para ilustrar mis opiniones sobre el crecimiento del movimiento nacionalista en Cataluña y la pretensión de sus representantes de hacer una consulta sobre su independencia de España. Yo soy madrileño y tengo amigos dentro y fuera de Cataluña, espero que todos leáis este post y respetéis las ideas que en él vierto. Algunas pueden parecer fachas y otras revolucionarias, quiero creer que eso se debe a mi libertad de pensamiento que me permite no adscribirme a ningún ideario preconcebido, no obstante, y a modo de punto de partida, puedo decir que me siento de izquierdas, republicano y, por si sirve de algo, antitaurino, eso va tanto por las corridas de toros como por el toro embolado, vosotros me entenderéis. No pretendo ser nadie especial, sino una simple persona ejerciendo su libertad de expresión, y espero dar una visión alternativa del asunto que quizás le puede servir a alguien.

     Lo primero que se me viene a la cabeza es mi respeto por el acto de hacer un referéndum. Es una práctica que los modernos estados de derecho utilizan muy poco, y es una verdadera lástima por que es la manera más directa de democracia. Nosotros elegimos nuestros representantes una vez cada cuatro años, pero no tenemos que coincidir con ellos al 100%. Por supuesto que, al día de hoy dicha consulta es ilegal, al contrario que otras entidades jurídicas, por ejemplo un club deportivo que tiene prevista su disolución en sus estatutos, ningún estado que yo conozca tiene previsto un mecanismo para su disgregación. El nacimiento de las naciones siempre está impregnado de un vocación de eternidad casi mística que luego la historia se encarga de tirar por los suelos, por que un país, igual que todo obra humana, es contingente, el Imperio Egipcio duró tres mil años, pero acabo cayendo.

     Siempre digo que los seres humanos, por mas inteligencia que pretendamos tener, no dejamos de ser mamíferos, y como tales tenemos un sentido territorial muy agudizado. Dicho sentido nosotros lo sublimamos con el patriotismo, un sentimiento con muy buena prensa, considerado habitualmente como una virtud, pero lo cierto, desde mi punto de vista, es que enarbolar una bandera no nos diferencia mucho de nuestro gato doméstico cuando se mea en nuestras sábanas recién lavadas y planchadas, él también está macando el territorio. Es mas, el patriotismo / nacionalismo, junto al fervor religioso, ha sido responsable de las mayores atrocidades que los seres humanos podemos hacernos los unos a los otros, por poner un ejemplo cercanos podemos nombrar la Nacional Socialismo Alemán, la Guerra del Ulster o la de los Balcanes. En estos y otros conflictos, los sentimientos patrióticos han sido usados por los poderosos para lanzarnos a la lucha de hermanos contra hermanos, habitualmente solo por motivos económicos, de enriquecimientos de unos pocos a costa de sufrimiento de la mayoría.

    El nacionalismo, y con él me estoy refiriendo a cualquier nacionalismo, incluidos el español, el catalán, el vasco, el gallego, y cualquier otro del mundo, es un “hit parade” de la política; no hay como nombrar lo que cada uno de nosotros consideramos nuestra patria para llenar plazas publicas movilizar a millones de personas, pero, si nos paramos a pensar, no deja de ser una visión limitada que da preponderancia a nuestra cultura por encima de cualquier otra, que al fin y al cabo, tiende a alejarnos de otras personas, el silogismo es claro, cuando mas centrado estemos en lo nuestro, menos seremos capaces de ver lo ajeno. Y aquí quiero hacer notar un tremendo error de la izquierda española, y es que parece que los nacionalismos llamados “periféricos” son más progres que el nacionalismo español. Repito, craso error, el nacionalismo es nacionalismo, y poco importa el objeto del mismo. Dicha creencia se basa en la sucesión de gobiernos totalitarios que han dirigido este país sustentando la preponderancia de la lengua castellana sobre el resto de lenguas peninsulares, pero como después hemos podido comprobar durante los años que levamos de democracia (vamos a llamarla así), los gobiernos nacionalistas en Cataluña y el País Vasco han hecho exactamente lo mismo que hizo, por no irnos mas lejos, el General Franco, es decir una limpieza cultural, a nivel mas local y de signo contrario, este es un hecho poco discutible si se mira de un modo aséptico y desprejuiciado. Y esto ha ocurrido con el beneplácito de los dos partidos de ámbito nacional. El injusto sistema electoral vigente en España favorece tanto que ambos partidos logren mayorías absolutas irreales como una también irreal representación en el parlamento nacional de las candidaturas de ámbito regional, a menudo los primeros han necesitado el apoyo de los segundos para gobernar, lo que les ha “obligado” a otorgar concesiones que han favorecido dicha limpieza cultural.

    Cultura, la he nombrado varias veces en este escrito. La cultura es diferente. Un estado, una nación, objeto del amor de los nacionalismos, es algo con sus límites bien definidos, sus fronteras físicas, geográficas. Esto es Sildavia, esto no lo es. Las culturas no, las cultura no tiene sus bordes bien definidos y se mezcla con las culturas colindantes, es mas, viajan con las personas que las sustentan. Las culturas pueden compartir territorios, ciudades, pueblos, incluso convivir dentro de la misma persona. A la cultura se la trae al fresco el trapo que cuelgue del balcón de los ayuntamientos. Cuando mas de una cultura comparte un mismo territorio, si estas no se reconocen entre si, se generará un conflicto, si al final una de ellas se impone, sobrevendrá una pérdida, la pérdida de las otras culturas, pero si las culturas se toleran, se creará un clima fecundo de intercambio que enriquecerá a todas. Así, si se concreta la independencia de Cataluña, será celebrada con júbilo por la mayoría, pero se habrá concretado una perdida cultural, que seguramente, dejará notar sus efectos unas décadas mas tarde, cuando los catalanes tengan que conocer a Unamuno o Miguel Hernández a través de una traducción, cuando en definitiva, pierda contacto directo con una cultura de 400 millones de personas. El resto de España también perderá, por ejemplo, al volverse, mas raras las giras de La Fura dels Baus o Els Comediants, al perder contacto con una cultura activa y fecunda. Se puede argumentar que Irlanda es independiente del Reino Unido hace décadas y conserva la lengua inglesa, cierto, pero con el clima las leyes de normalización lingüística que aún ahora, con la Cataluña dentro de España, existen, me resultaría extraño.

 El asunto da para mas pero esto se está haciendo demasiado largo y lo fundamental está dicho. Solo diré que creo que lo unido siempre es mejor que separado, que la clave está en la tolerancia de todos. Espero no haber herido la susceptibilidad de nadie y también espero vuestros comentarios. Gracias.

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