viernes, octubre 16, 2015

12 - O ¿Algo Que Celebrar?

Este año la celebración de la Fiesta Nacional Española ha venido inmersa en polémica. Muchas personas, sobre todo vinculadas a la izquierda o a los movimiento nacionalistas, han protestado porque defienden que lo que realmente se está celebrando es un genocidio. La matanza de pueblos enteros y la destrucción de ricas culturas preexistentes en aquella tierras.

Efectivamente, el 12 de Octubre es el aniversario de el descubrimiento del continente americano por Cristobal Colón. Que duda cabe que eso, en si mismo, constituyo una gran hazaña llena de dificultades. La búsqueda de una ruta hacia Asia navegando hacia el oeste era un fin casi imposible, suicida, en una sociedad que todavía creía que La Tierra era plana, y que esos barcos probablemente caerían a un  abismo y serían devorados por bestias demoníacas al llegar al borde del mundo. No fue hasta mas tarde que se supo que no habían llegado a oriente sino a un continente nunca antes visitado por el hombre occidental salvo seguramente ocasionales incursiones vikingas en Groenlandia. Las motivaciones de tal empresa fueron fundamentalmente dos, una mas loable que otra, la primera, el deseo de conocer, de explorar, y la segunda, la búsqueda de riquezas.

Sería faltar a la verdad negar de que lo que aquel hecho provocó fue el sometimiento de pueblos que fueron diezmados, unas veces por causas naturales por la exportación de enfermedades desconocidas para las que los indígenas carecían de defensas, y otras veces directamente por la aplicación de la violencia, la destrucción de sus culturas y el saqueo de sus riquezas, pero hay que hacer ciertas puntualizaciones importantes.

Este no fue un pecado exclusivo de España, muy al contrario fue el modus operandi de todas las potencias europeas de aquella y posteriores épocas, Inglaterra, Francia, Portugal, Holanda... que lo aplicaron en sus colonias americanas, africanas y asiáticas, lo que, por supuesto, no nos exime de nuestra responsabilidad histórica como nación.

No se puede juzgar un hecho o un conjunto de estos, como es el caso, fuera de su contexto histórico. La ética y la moral no ha sido siempre igual, sino que ha ido evolucionado. La moral imperante en el mundo actual, al menos en el occidente, emana de la Declaración Universal de  los Derechos Humanos redactada en 1948 y que se basa en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, en plena ilustración, casi tres siglos que la llegada de las naves de Colón a La Española. En la España y la Europa de la época de la conquista apenas existía alguna idea humanista, el renacimiento aún no había alumbrado al un mundo inmerso en guerras de religión. Los valores imperantes era el temor de Dios y el honor. Quien manifestaba alguna idea de corte pacifista se le solía tachar de traidor.

 Por su parte, los pueblos americanos desarrollaron grandes culturas, con sus pirámides escalonadas, sus grandes conocimiento de astronomía, sus calendarios circulares y su ídolos de oro. Esas civilizaciones, ahora nos parecen misteriosas, seguramente por que las destruimos en vez de intentar conocerlas. Normalmente tendemos a idealizar a los perdedores de una confrontación, pero no nos engañemos, aunque eran grandes culturas eran también pueblos guerreros y algunos con terribles costumbres como los sacrificios humanos, que en Europa no se practicaban desde hacía mucho tiempo. Ahora, ni sus propios descendientes conservan sus conocimientos, ya que, como la nuestra, eran sociedades altamente jerarquizadas. En Europa la Iglesia y la nobleza guardaban para si el saber, y en América igualmente eran sacerdotes y caciques quien guardaban los conocimientos que se perdieron al desaparecer estas élites. En algunos aspectos no eramos tan diferentes.

La conquista de América se puede ver como el reencuentro de las dos ramas del homo sapiens que se separaron en Oriente Medio en su viaje desde África, una giró a la izquierda hacia Europa, la otra a la derecha hacia Asia y después cruzó el helado estrecho de Bering para extenderse por el Nuevo Mundo. El humano, como especie, es un ser curioso, inquieto, conquistador, no  le gusta quedarse parado en un sitio mucho tiempo, siempre anda a la búsqueda de nuevos horizontes. Así el reencuentro de las dos ramas se tendría que producir en algún momento, y lo hizo milenios después, en una época en la que era poco menos que inevitable que lo hiciera con grandes dosis de violencia, como ocurrió cientos de veces antes  a ambos lados del Atlántico, como ocurrió otras tantas después y como, aún hoy, a pesar de todo, sigue ocurriendo.

Fueron las diferencias tecnológicas las que marcaron este encuentro. Los Europeos llegaron con naves capaces de cruzar océanos, montaban caballos, desconocidos por los americanos de entonces, vestían armaduras metálicas y disparaban armas de fuego; todo ello contra hombres armados solo con espadas, cuchillos y lanzas. Las razones de porque en el viejo continente se contó con tales medios antes, supongo que lo sabrán los historiadores, pero por lo que yo sé, pudo haber ocurrido al revés, y quizás en Madrid, París, o Londres estaríamos hablando ahora algún dialecto de quechua.

¿Se puede sacar algo bueno de este desastre? Como he dicho, la historia de la humanidad esta ligada a las guerras, las conquistas y los genocidios, y solo en tiempos muy recientes hemos llegado nivel moral que nos permite cuestionarlos y rechazarlos. Sin embargo, tras todo choque de culturas renacen nuevas formas, mezcla de sus componentes originarios. Así los países que actualmente responden a la etiqueta de "latinoamericanos" comparte con sus antiguas metrópolis, España y Portugal, una lengua común y un sentimiento de hermanamiento que, pese a todo, es real, o al menos así lo sentimos muchos en ambas orillas. Paralelamente, esas culturas impuestas se han mezclado con las indígenas creando con su sincretismo un crisol de nuevas culturas diferentes.

No obstante, subsisten, cosas negativas derivadas de los viejos tiempos: En muchos países existen diferencias sociales entre los indios y los criollos (descendientes de españoles), y cuando se han visto obligados a venir a nuestro país para sobrevivir, no siempre los hemos recibido con la amabilidad que se merecían.

Me llama la atención, por otra parte, que las antiguas colonias españolas, y también portuguesas, se han transformado en países por lo general pobres, al contrario que las inglesas, Estados Unidos, Canadá o Australia, que han devenido en potencias económicas o a menos en países con altos niveles de vida. Quizás otra mala herencia haya sido una cultura de gobierno corrupta, educada en el espolio.

¿Debemos después de todo esto mantener el 12 de octubre como fiesta nacional? Desde luego fue una fiesta que cambió el mundo, pero quizás levante demasiadas susceptibilidades, pero quizás deberíamos cambiar el enfoque y usarla como nexo de unión de nuestras culturas. Hacer menos alardes de poder militar y hacer de ella una jornada de reflexión sobre nuestro pasado en común para proyectarlo hacia el futuro.




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