domingo, mayo 21, 2006

Ojala

Como es bien sabido, y es constatable en cualquier calle de cualquier población española, el número de personas provenientes de otros países se ha multiplicado en los últimos años. Empujados en la mayoría de los casos por la necesidad económica llegan a nuestro país gentes del Magreb, Extremo oriente y Latinoamérica, entre otros lugares. Especialmente numeroso es este último colectivo de inmigrantes, venidos a España por la coincidencia del leguaje y, en buena parte, la cultura. Gentes que a veces no han recibido un buen trato por los españoles, en parte asustados y desconfiados . Son personas que añoran su patria y no ven el momento de regresar a su hogar.

No obstante, he notado en la comunidad hispanoamericana un repentino y creciente patriotismo español, en muchos detalles que llevan con ellos, como camisetas, llaveros, complementos para el coche. Yo que no soy muy propenso a sentimientos patrios, no me deja de sorprender el hecho de que personas que llevan tan poco tiempo hayan generado tan pronto un amor a este país, superior al que manifestamos muchos de los nacidos aquí.

Por otra parte, en Madrid es frecuente ver coches matriculados en Barcelona, con pegatinas y otros elementos decorativos que atestiguan el “madriñelismo” y/o españolidad de la personas poseedora de dicho vehiculo. Supongo que en la Ciudad Condal pasará lo mismo con coches con una “M” al principio de sus placas. No se nos escapa que el motivo de dicha decoración no es otra que el miedo a que una noche el automóvil en cuestión aparezca con las ruedas pinchadas, la pintura rayada o simplemente quemado de arriba abajo por cualquier imbécil.

Ambos hechos tienen desde mi punto de vista una misma causa. Sin dudar la verdad de sus sentimientos y de el agradecimiento que muchos sienten por la mayoría de la gente de este país que no miramos el color ni el acento las personas, mucho me temo que la temprana identificación con nuestros símbolos en las personas provinientes de Sur y Centroamérica tambien tienen como origen a el miedo, un miedo mucho mas terrible que el que le quemen a uno el coche. Miedo a la no aceptación, miedo a la marginalidad, pero sobre todo miedo a la violencia de que muchos son víctimas a manos de descerebrados defensores de la pureza de la raza hispánica. No me resisto a ver esa camiseta de la selección española como un salvoconducto, un escudo que le dé cierta seguridad un ambiente a veces tan hostil para ellos.

Ojala me equivoque, ojala sea demasiado alarmista, ojala la razón de todo sea solo que se sienten aquí como en su casa. Ojala todo sea que no me he dado cuenta de que vivimos por fin en una sociedad abierta, tolerante y acogedora. Ojala no exista el miedo en el corazón de nuestros nuevos compatriotas. Ojala.

sábado, mayo 13, 2006

Mas de lo mismo, Pero con rima

Si la muerte me visita


Si la muerte me visita

Un día cualquiera

Con su capa negra

Guadaña y calavera


Con su huesuda mano

A la barca de Creonte me lleva

Y la laguna Estigia cruzar

Esa siniestra nave donde me conducirá


A la otra orilla, me dicen

Un juicio allí te espera

El debe y el haber he de dar

De mi paso por la tierra


Mas la noche es oscura

Y la orilla muy lejana

Las aguas negras y turbulentas

Y sus olas parecen hambrientas


Ignoro mi destino fatal

Quizás las aguas de este lago me disuelvan

O allí me aguarde el paraíso

O en las calderas del infierno me consuma


Si injustas juzgo las llamas

Quizás excesivo el edén sea

Mas las oscura dama debe aún tardar en llegar

Y aquí la vida me espera.

jueves, mayo 11, 2006

Lágrimas en la Lluvia

Hasta hace poco tiempo yo era muy creyente en todo lo tocante a las ciencias ocultas, los misterios. Creía a pies juntillas casi cada palabra sobre apariciones, regresiones, misterios, ovnis… Sin embargo, la vida me ha vuelto mas racional, mas cínico. No niego la existencia de nada, pero reconozco que la inmensa mayoría de los fenómenos paranormales que creemos contemplar son perfectamente explicables por la ciencia. Ni siquiera nos podemos fiar de la autenticidad de aquello que captan nuestros mismos sentidos, ya que pueden ser productos de alucinaciones o enfermedades mentales.

Esto me ha llevado a resucitar viejos fantasmas antes estigmatizados por la “luz de la fe”, como la trascendencia del espíritu humano después de la muerte. Nada a ciencia cierta nos da la seguridad respecto de nuestra trascendencia, solo tenemos las religiones y algunos testimonios de aquellos que casi se van y volvieron para contárnoslo, muy discutidas en psiquiatría, aparte de videntes y visiones. Entonces aparece el terror, el miedo a desaparecer de una diminuta pizca de cacao disuelto en un baso de leche. Todos tenemos miedo a la muerte, no sabemos lo que hay tras la cortina que todo el mundo hemos de atravesar tarde o temprano para no regresar, y tenemos miedo a que simplemente todo cuanto somos, nuestra consciencia se diluya en el universo. A mi me gusta refugiarme en la creencia pseudocientifica de que forzosamente ha de seguir la evolución, pero nada me garantiza que estas leyes solo rijan en el universo que conocemos.

Mas me pregunto,¿ no será este miedo, esa constante lucha contra la parca en la que solo podemos retrasar nuestra derrota, un acto de chovinismo? ¿Acaso este mono engreído llamado “homo sapiens” vale tanto como para merecer la inmortalidad de su ánima? ¿Inclúso llegar al mismo Creador? Quizás, después de todo, no merezca la pena preocuparse de algo que está fuera de nuestro control.

Por el contrario, existe el punto de vista del replicante moribundo de “Blade Runner” , tras contarle a Harrison Ford las maravillas de que había sido testigo en su corta pero intensa vida: “Todos esos momentos se perderán como lágrimas en la lluvia”