domingo, enero 28, 2007

Soy un Trekky



Acabo de ver “Nemesis”, la última película oficial de la saga Star Trek, producida el año 2002, y he decidido que soy un “Trekky”, no uno ortodoxo, no me voy a disfrazar de vulcano colocándome unas orejas puntiagudas, ni saludaré con los dedos corazón y anular separados. Tampoco me vestiré con un mono rojo con el símbolo de la Federación cosido en el pecho simulando formar parte de la tripulación del USS Enterprise. No me se la lista completa de películas y series que hasta el momento pueblan en esta magnifica fantasía del universo de dentro de tres siglos (centuria arriba, centuria abajo, que ya sabemos a la luz de la moderna ciencia que el tiempo tampoco se puede tomar demasiado a raja tabla). Ni siquiera he visto todos los filmes que cada pocos pero ansiosos años aterrizan en nuestras pantallas de cine.

Pero si me considero un “trekky" de corazón, ya que aún me emociona esas aventuras en que la acción, las grandes naves estelares, los insondables misterios del universo profundo y las luces intermitentes y multicolores de alta tecnología se mezclan con la humanidad, la solidaridad, el sentido del deber y la honorabilidad (palabra que prefiero al honor, tan mal usada y confundida con falsas moralinas mojigatas durante siglos y causantes de mas de una muerte e incluso genocidios absurdos).

Al revés que la otra gran saga de ciencia ficción: “La Guerra de las Galaxias” (de la que también soy devoto) en la que ,desde una perspectiva mas realista, el mal, pese a ser vencido una y otra vez, siempre queda agazapado, invisible y acechante en algún oscuro rincón del galaxia (ya sea republicana o imperialista), en la Federación de Planetas el genero humano ha logrado por fin junto a otras razas interestelares a la que va absorbiendo con lo que ahora llamaríamos “talante político”, un equilibrio, es mas, un estado de gracia, una paz interior y un desprendimiento tales que nuestros tataranietos se permitirían el lujo de prescindir incluso del dinero, pues nadie tendría la tentación de acumular bienes.

Cada vez que visiono un nuevo (o viejo) capítulo de la saga, la fe en la humanidad parece tomar nuevos bríos, y las oscuras nubes acumuladas en el alma tras semanas y semanas de telediarios se disipan con la fresca brisa de fotones que deja el rastro de la nave conducida por los comandantes James T. Kirk (y su inseparable amigo vulcano Spock) o Jean-Luc Picard.

Así pues, me agarro con uñas y dientes, desde este planeta dividido, violento y suicida en que nos toca vivir, a esta fantasía armónicamente cósmica, propia de la mente de un hippie puesto de LSD hasta las orejitas (con razón la serie original se creó en 1966, año donde un servidor también fue traído al mundo). Sin más me despido de quién ose a leer este delirio deseándoos larga y prospera vida (saludo vulcano).

domingo, enero 07, 2007

Nuclear ¿No, gracias?


Aunque soy urbanita desde que nací y tengo una casi perfecta ignorancia respecto a la naturaleza, mas por pereza que por otra cosa, siempre he estado al lado de aquellos que tratan de protegerla de la degradación que el ser humano le está sometiendo sobre todo en este último siglo. A este respecto soy detractor de el uso de la energía atómica por los graves perjuicios que, según las organizaciones ecologistas, tiene para el medio ambiente en forma de radiaciones y consecuentemente aumento de enfermedades en los habitantes de poblaciones cercanas a centrales nucleares, calentamiento de cursos fluviales para el enfriamiento de los reactores que provocan la muerte de todo tipo de seres vivos, así como riesgos de accidentes nucleares de consecuencias pavorosas como ocurrió en Chernovil.

Hoy (mas bien ayer dado la hora que es), he tenido la oportunidad de hablar con un hombre de inteligencia privilegiada que ha trabajado en el desarrollo de modelos para la explotación de la energía atómica y no he querido dejar pasar la oportunidad de preguntarle su opinión sobre el tema. La conversación ha sido muy interesante y, como era previsible dado que ha trabajado en ello, es que la energía nuclear tiene riesgos muy escasos dado la actual tecnología y que incluso podía llegar a ser, según los lugares poco menos que imprescindibles. Por otra parte me consta la sinceridad de esta persona al hablarme de sus impresiones, que por supuesto son dignas de todo crédito. Me contó, además su impresión de que las posiciones ecologistas eran mas políticas que científicas.

Una vez escuchado la docta opinión de mi interlocutor no puedo por mas que sentirme nadando en un mar de dudas. En su discurso detecté algunas de los clichés sobre los ecologistas mas usados como que están en contra del progreso, cosa que creo que no es cierta, pero si me inquieta el hecho de que se hallan instalado en posiciones utópicas, que realmente no se pueda sostener nuestras sociedades solo con las llamadas “energías limpias” por su falta de eficiencia, pero por otra parte parece evidente la progresiva pero rápida degradación del planeta (calentamiento global, aumento de las catástrofes naturales…), y que la actual dependencia de fuentes de energía contaminantes y no renovables beneficia a unos pocos bolsillos privilegiados.

Es triste, en todo caso, como en este tema, como en cualquier de interés general, dependemos de la información que unos y otros nos quieran servir, las cuales, en general no suelen ser independientes y veraces, sino que responden a determinados intereses. Así pues parece que al final solo nuestro sentido común, nuestra capacidad de raciocinio nos puede acercar un poco a la verdad.

El Encuentro

Una voz que me llama en la cola de un cine, un rostro del pasado reciente, un deseo casi olvidado.
Unas palabras amables en unos escasos instantes, una duda casi imperceptible al principio crece en mi interior con rapidez. Miedo a parecer un moscón y una petición que se queda en la boca: un número que ya no ocupara ninguna posición en la memoria de mi móvil. ¿Urbanidad o cobardía ?,¿ Una oportunidad perdida o solo una fantasía? ¿Donde esta el fiel de la balanza?

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